Roles

PACIENTE: Hola, ¿qué tal?

DOCTORA: Hola. ¿Cómo está usted?

PACIENTE: No demasiado bien. Me duele aquí, en la cabeza. De vez en cuando siento una presión insoportable. Estoy seguro de que se trata de algo grave

DOCTORA: Bien. Ahora lo examinaré. Pero antes de nada... ¿Se ha hecho ya la analítica?

PACIENTE: No.

DOCTORA: Entonces se tendrá que hacer una analítica. Le daremos hora para de aquí dos semanas y veremos que dicen los resultados.

PACIENTE: Perfecto. Cuanto antes mejor. Es grave doctora, lo noto.




Dos semanas después:


DOCTORA: Hola, ¿qué tal?

PACIENTE: Hola. ¿Cómo está usted?

DOCTORA: Hace mala cara.

PACIENTE: Sí. Tengo el colesterol alto.

DOCTORA: Vaya...

PACIENTE: Debería hacer más de deporte...

DOCTORA: Sí.

PACIENTE: Y debería comer mejor...

DOCTORA: De acuerdo.

PACIENTE: Esto es sólo una revisión rutinaria.

DOCTORA: Sí.

PACIENTE: Está todo bien. No tengo de que preocuparme. Así que me voy ya, tengo algo de prisa. Cuídese.

DOCTORA: Que vaya bien. Adiós.




1 año después:


DOCTORA: Hola, ¿qué tal?

PACIENTE: Hola. ¿cómo está usted?

DOCTORA: Ahora mismo siento mareos. Pero es sólo por el aire acondicionado. Y, bueno, me da dolor de cabeza cuando tengo que pasar por delante de la sala de espera. ¡Eso sí que es terrible! ¿No le duele a usted la cabeza después de esperar tanto tiempo en la salda de espera?

PACIENTE: No. ¿Terrible? ¿Por qué?

DOCTORA: Sí. ¿No ha visto al viejo que se pasa la tarde leyendo la revista Especial Piscinas?

PACIENTE: No.

DOCTORA: ¡Ja! No me diga que no... lo debe de haber visto. Ese viejo se pasa la vida aquí. Ni siquiera visita al médico. Viene aquí para estar fresco y leer tranquilamente su revista favorita. ¡El Especial Piscinas! ¿Seguro que no la ha visto?

PACIENTE: Pues no. No lo he visto.

DOCTORA: ¿Y qué me dice de los otros pacientes que esperan?

PACIENTE: Bueno...

DOCTORA: ¿No le parecen una panda de borregos?

PACIENTE: ¿Qué? Creo que debería tranquilizarse. Créame, lo entiendo, tiene miedo... pero debe procurar calmar esa angustia. Controlar la tensión. Ahora...

DOCTORA: ¿Controlar mi tensión? ¿Después de estar aquí día tras día? Aguantado al niño de doce años que le pide a su madre un Ferrari último modelo porque da entender que de no tenerlo va a ser "un infeliz". Un niño que no tiene nada más que tos. Tos seca. Y el hombre que nunca probó una pizca de alcohol hasta que le prohibieron que lo hiciera por la medicación y, entonces, casi se mata emborrachándose. Por no hablar de la cuarentona de turno que no hace más que levantarse de su silla para ir a recepción a quejarse con una voz chillona... "Disculpe, disculpe, tenía hora a las cinco y son las cinco y cinco segundos... ¿ocurre algo con el doctor?". ¡Siéntese señora y espere como todo el mundo, joder! Eso deberían gritarle. O echarla a patadas. Sí, eso sería lo mejor. ¡Menudo mundo es este! Sería mejor que los cogieran a todos y...

PACIENTE: Doctora.

DOCTORA: ¿Qué?

PACIENTE: Sólo le queda un mes de vida. Lo siento. Se muere.

DOCTORA: No, no puede ser.

PACIENTE: No, no puede ser.




DOCTORA: Tranquilo. Ha sufrido un ataque nervioso. ¿Necesita agua?

PACIENTE: No, no puede ser. Yo sabía que era grave...

DOCTORA: De verdad, lo siento mucho. No entiendo como hemos podido fallar el diagnostico de esta manera.

PACIENTE: No, no puede ser. No...






No hay comentarios: