Rain

PARTE II

1700 años antes:

El sol entró por las rendijas de la cabaña, despertándolo de un sueño profundo y aterrador. Se había enfrentado con aquel malvado tigre que merodea por la arboleda. De nuevo había sentido su cálido aliento en su cuello y su gruñido zumbando en sus oídos.

Las hojas del álamo cubrían todavía el cuerpo de su hermano dormido, le dio una sacudida en el hombro y abrió los ojos perezosamente. Miró que se le había abierto la herida y unos insectos con alas se estaban dando un festín. Se había caído desde unas rocas mientras jugaba con sus amigos junto al río. ¿Por qué tenía que tener un hermano tan torpe? Sólo era una carga para él en cuanto a cazar se trataba, siempre le retrasaba mientras perseguían una presa para la hora de la cena. Se sentó junto al fuego para saborear un mango y su hermano le dio un golpe detrás de la cabeza. Encima de torpe, idiota.

Su padre era el jefe de la tribu, un hombre estricto y respetado. Había reunido a varios de sus hombres para organizar una recolecta de madera. Casi todos llevaban grandes pendientes de madera, los de los campesinos eran alargados, los de los guardias tenían forma de caracol y los cazadores llevaban uno en la nariz, atravesado en el tabique.

Aquella mañana húmeda en la selva, los pájaros no cantaban. Y él se había dado cuenta. Normalmente se oye un escándalo considerable cuando el sol está alto en el cielo. Pero en aquel momento, parecían haber desaparecido todos. Fue a hablar con su hermano, que estaba haciendo figuras de barro. A él no le parecía extraño que las aves estuvieran en silencio, decía que quizás no tenían de qué hablar. Qué idea tan estúpida, no sabía por qué había ido a preguntarle nada.

Acompañó a su padre y a los demás labradores para echar una mano en los cultivos. El tiempo había sido óptimo durante el año y podrían pasar el invierno con suficientes alimentos para todos. Anduvieron por las lomas y, desde las alturas, divisaron el terreno que usaban para la agricultura. Fue a contarle lo que había soñado, pero en aquel momento no lo recordaba. Su padre se detuvo y los demás también, se quedaron estupefactos ante los cultivos.¿Qué significaban aquellos círculos que se habían formado? ¿Quién los había trazado con tanta exactitud?

A los pocos minutos, casi todo el poblado admiraba aquellas figuras extrañas. Muchos aseguraban que los dioses que habían visitado a sus antepasados habían regresado y les estaban dando señales.

Prepararon un ritual al atardecer y entonces, cuando el sol descendía y las nubes se teñían de naranja, la luna ocultó el sol. La sombra oscureció sus rostros inquietos. Pensaron que aquello era un mal presagio y decidieron que había que hacer algo para complacer a los dioses. De repente, apareció una sombra negra como la noche por detrás de la sierra. Un grandioso manto cubrió el cielo hasta que las estrellas desaparecieron. Iba acompañado de grandes llamas y destellos que se iluminaban de forma intermitente. Un potente estruendo les sobrecogió. Se situó sobre sus cabezas, se quedó allí flotando mientras aquel juego de luces giraba en las alturas. Surgió un haz de luz celeste que cubrió todo el poblado.

No cabía duda de que se trataba de los antiguos dioses.

Sus almas se llenaron de una sensación de bienestar infinita. Poco a poco, notaron cómo una fuerza mística recorría sus venas y sus huesos, entrando por sus orificios e inundando su ser. Su piel comenzó a desprender un fulgor blanquecino. Luego, sus pies dejaron de tocar la hierba. Sus cuerpos eran livianos, se sentían liberados. Curvaron el tronco hacia atrás y ascendieron, ascendieron hacia los cielos como plumas de halcón arrastradas por el viento.

Aquel enigmático y gigantesco objeto fue de pueblo en pueblo buscando a los elegidos y absorbiéndolos. Sus objetivos eran las pequeñas aldeas donde vivían los hombres y mujeres descendientes de los primeros seres humanos que habitaron la Tierra. Y cuando el planeta Tierra no era más que un lejano punto en la inmensidad del espacio, aquellos individuos fueron trasladados a través de un agujero de gusano a otro universo. Ellos, los parientes lejanos de los homo sapiens sapiens naturales, estaban siendo enviados a distintos planetas para ser vendidos como esclavos. No obstante, se les dijo que, como premio por el trabajo y el esfuerzo constante, sus descendientes tendrían el privilegio de regresar a su hogar y contemplar el futuro.



Actualidad:

Por fin se ha detenido. La lluvia ha cesado. Mira a su alrededor, apoyado en la pared del túnel, con la camisa totalmente sudada y el corazón saliéndose del pecho. Ha llegado la hora de salir al exterior.
Ve que la patrulla policial intenta contactar por radio con las demás patrullas sin obtienen respuesta. El grupo sale a investigar el suceso. Se ponen a hablar y finalmente deciden que la gente puede ir saliendo.

- Al habla el agente Jerome Buck -se hizo un silencio sepulcral-. Comunicamos a los presentes que se ha producido un hecho difícil de comprender, pero que temíamos que iba a llegar. Nuestros creadores han llegado para reclutarnos como esclavos, igual que hicieron con nuestros ancestros y con los ancestros de nuestros ancestros. Por favor, por favor, vayan saliendo en orden y en silencio. Ya saben lo que hay que hacer. Mucha suerte.

Ni siquiera se da cuenta de que camina entre cuerpos mutilados.

Apenas puede mantenerse en pie, está muy nervioso e impresionado por aquella gigantesca plataforma de luces y llamas de fuego que se encuentra donde antes estaba el cielo. Una luz celeste ilumina su rostro. Su alma parece calmarse, se relaja y deja que fluya el bien dentro de sí.

Y todos comienzan a ascender, ascender hacia los cielos como plumas de halcón arrastradas por el viento.

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Continúa...